¿Yo no soy una mujer? *
Las mujeres negras de América Latina y el Caribe reformulan el Día Internacional de la Mujer
Por Revista Afirmativa / Andressa Franco y Elizabeth Souza
8 de marzo de 2024

De izquierda a derecha: Valdecir Nascimento, fundadora de Odara-Instituto de la Mujer Negra; Mireya Peart, presidenta de Voces de Mujeres Afrodescendientes en Panamá (VOMAP), socia donataria de VidaAfrolatina; y Paola Yañez Inofuentes, coordinadora general de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora (RMAAD).
Representativo de la lucha feminista alrededor del mundo, el Día Internacional de la Mujer es uno de los espacios en los que las mujeres negras son comúnmente excluidas, según algunas líderes feministas afrolatinoamericanas, lo que impulsó la necesidad de ennegrecer las agendas relacionadas con la fecha. Este esfuerzo que se hacía necesario en la lucha contra la violencia sexual, el racismo, la LBTfobia y todas la otras violencias, que, en intersección, afectan de modo particular las vidas de las mujeres negras.
“A medida que el feminismo negro va ganando visibilidad, a medida que este se va forjando, y vamos entendiendo que el feminismo hegemónico no da cuenta de nuestras experiencias, comenzamos un proceso que implica comprender, en tanto que sujetas políticas, cómo es que organizamos nuestras manifestaciones en sociedad”, explica Valdecir Nascimento, fundadora de Odara-Instituto de la Mujer Negra en Salvador da Bahia, Brasil.
Este posicionamiento también encuentra suelo fértil en otros lugares de América Latina y el Caribe, lo que demuestra cierto alineamiento de perspectivas en las que las mujeres negras de la diáspora enfrentan el racismo patriarcal.
Mireya Peart es presidenta de Voces de Mujeres Afrodescendientes en Panamá (VOMAP), socia beneficiaria de VidaAfrolatina. “En el día 8 de marzo marcharemos juntas en alianza con diferentes organizaciones, destacando las diferentes opresiones que las mujeres negras afrodescendientes enfrentan en Panamá”, señala la residente de la Ciudad de Panamá.
Un hito en la articulación del feminismo negro en esa región fue el Primer Encuentro de Mujeres Negras Latinoamericanas y Caribeñas, que tuvo lugar en República Dominicana, en 1992. El feminismo negro pasaba entonces a ganar nuevos perfiles y afirmarse en América Latina y el Caribe, defendiendo un posicionamiento que alertaba a no seguir aceptando la exclusión de las mujeres negras del debate sociopolítico.
“Esto hizo posible articular esfuerzos comunes en materia de diversidad a nivel transnacional”, dice Peart, también coordinadora de la subregión de Centroamérica en la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora (RMAAD), organización que ayudó a fundar en 1992 y que es fruto de este encuentro en República Dominicana.
De acuerdo con un estudio realizado por ONU Mujeres y por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, divulgado en 2020, Panamá ocupa el peor lugar en derechos políticos para las mujeres en América Latina. Estos derechos son aún más escasos para las mujeres negras panameñas, como lo muestra la pesquisa llevada a cabo por el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
De las mujeres afro-panameñas que participaron de dicho estudio, el 79.4% dijo haber sentido discriminación a lo largo de la vida; el 61% afirmó no tener acceso a cargos en sus ambientes laborales por causa del racismo y el sexismo; por último el 41% de las entrevistadas afirmó tener experiencias de asedio por causa de sus cabellos en entornos como centro educativos.
A lo largo y ancho del continente, el panorama es el mismo. América Latina fue nombrada, en el Informe de Desarrollo Humano de 2019 del PNUD, como la región del mundo con mayor desigualdad de ingresos. La situación afecta principalmente a las mujeres y a grupos históricamente vulnerables, siendo la raza un factor determinante.
Por su parte, feminista boliviana Paola Yañez Inofuentes, coordinadora general de la RMAAD, el Movimiento de Mujeres en América Latina y el Caribe se encuentra en un momento bonito con el surgimiento de diversos colectivos afro feministas y descoloniales, de modo que existen diferentes posicionamientos y formas de articulación en torno al Día Internacional de la Mujer en la región.
“He visto cómo cada año hay más mujeres negras que se suman a la marcha [del Día Internacional de la Mujer]”, explica Yañez Inofuentes, radicada en La Paz, “pero no hacemos parte de la construcción colectiva, ni de las discusiones de las feministas que la convocan.”
En Brasil, los movimientos de mujeres negras han buscado crear rutas de ennegrecimiento del día 8 de marzo, pero no sólo eso. Siendo este un mes importante para el movimiento negro, las mujeres también se han articulado en pro de una agenda colectiva que abarque todas las fechas importantes para los movimientos durante el tercer mes del año. Entre ellas, el 21 de marzo, que marca el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial.
“En la medida en la que buscamos información sobre nuestra historia, pasamos a comprender que no estamos en condiciones de celebrar exclusivamente el 8 de marzo. En este mes, por ejemplo, tenemos el día 21 que es una fecha extremadamente importante para Sudáfrica y que, más allá de eso, también es un día para el combate de todas las formas de intolerancia correlacionadas en el campo de la racialidad”, explica Valdecir.
“El 8 de marzo, para nosotras, no puede ser más importante que el 21.”
* El titular de este artículo: “¿Yo no soy una mujer?” – representa una expresión de solidaridad transnacional. Revista Afirmativa lo tomó prestado del famoso discurso de 1851 de Sojourner Truth, la extraordinaria abolicionista afroestadounidense y defensora de los derechos de la mujer.

Por Andressa Franco
Reportera de la Universidad Federal de Bahía para Revista Afirmativa.

Por Elizabeth Souza
Periodista de la Red de Mujeres Negras del Noreste y Revista Afirmativa
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